3.07.2011

Reviso mi memoria, cada hilo de recuerdos se va desmenuzando a través de mi frente. Son de color verde fosforescente y cuanto más largos y delgados son, más se estira el corazón. Pareciera que están cosidos con aguja de oro. Recuerdo tu olor y hace tormenta, recuerdo tu risa y se convierte en trueno. Hoy sólo me levanté porque salió el sol, porque una fuerza interna se apoderó de mí y trata de hacerme sonreír. Porque tu recuerdo se desvanece, se distorsiona. Porque sé que el drama se te acabará mañana, que regresarás a disculparte y con lágrimas en los ojos trataré de verme grande, imponente. - Aquí está tu sudadera azul cielo, aquí está tu recado falso. Y me mirarás como si nada pasara, grande, impotente, y te irás dándome un beso desabrido en la mejilla.

O tal vez no vuelvas, tal vez te encuentres en el mar de desesperación e hipocresía. Ese que te han hecho creer que es el verdadero. Creerás encontrarte entre beduinos azules, hombres del desierto, bisturíes y agujas de oro que descosen los hilos del recuerdo. Te olvidarás de lo difícil que es encontrar la felicidad, dejarás de buscar tu nombre junto al mío. Desaparecerá el brillo en tus ojos. Te quedarás muda, pero sonreirás para hacer feliz a los demás, porque creerás que ahí, en algún lugar también está tu verdad. Me olvidarás.

Pero esto son sólo suposiciones, recreaciones mías de una vida que ya no me pertenece. Desilusiones convertidas en imágenes. Imágenes que poco a poco tendrán que borrarse...

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