3.22.2009

Lo curioso del pasado

"Es curioso el pasado. Es pasado y sin embargo, está presente. Lo que sucedió, sucedió; no obstante, no nos podemos conformar con eso. Cada vez de nuevo nos lo volvemos a representar, interpretar, reinterpretar, apropiar, rechazar, alegar, acercar, idolatrar, diabolizar, demonizar, disolver. Aunque lo olvidemos, sigue siendo factor inquietante. Incluso se hace presente por sí solo, muchas veces en contra de nuestra voluntad.

Puede ser una carga sobre nosotros que quisiéramos quitarnos de encima; pero no podemos. Es parte de nosotros mismos. No podemos vivir sin él. Debe ser útil a la vida. ¿Lo es? Y, si con la distancia de lo ocurrido no lo fuera: ¿lo podemos hacer útil? ¿lo hacemos? Y si lo hacemos útil a la vida ¿qué pasa con él?" Jörn Rüssen, "¿Puede mejorar el ayer? Sobre la transformación del pasado en la historia", en Política, identidad y narración, México, UAM, 2003.

La historia no es sólo lo que creemos que fue el pasado. Son hechos contados por particulares que nos llegan mediante perspectivas definidas. El autor del pasado y su objetividad están afectados por corrientes filosóficas, conjuntos ideológicos y culturales, el llamado Horizonte Histórico Cultural. El cuál define la perspectiva del autor, y por lo tanto, el momento y el lugar desde donde va a emprender la representación de esos hechos.

Así, la historia se vuelve, no algo verdadero, sino verosímil; es decir, que tiende a decir la verdad. El problema recae en la mirada de aquél que quiere contarla. Es claro que una verdad tiene distintas caras y un mismo suceso, visto de un punto y otro tendrá una distinta realidad.

Ahora, la historia está llena de horror... ¿para qué nos sirve una historia que sólo sabe decir lo vulnerable que somos los humanos frente al poder? Sirve porque podemos reinventarla. El pasado es una ficción edificada sobre otra ficción. Y si es ficción, entonces podemos construir encima de ella otra verdad, digna de ser recordada.