6.29.2010

Recuerdo

El sol entraba por la ventana y caía al suelo blanco en un ángulo que hacía iluminar las cuatro paredes de tu cuarto. El colchón pegado a la pared de la ventana para evitar el calor estaba desnudo. Tú también, debajo de mí. Afuera se escuchaban las cigarras y algunos coches pasar. El tiempo parecía inmóvil, sólo los rasguños esporádicos de tu perrito en la puerta nos hacían recordar que existía vida fuera de nosotras.

El sudor me escurría por la espalda y terminaban en tus manos que me acercaban en un vaivén cansino hacía ti. El calor era insoportable, tu cara empapada me miraba lastimosamente, tus ojos se clavaron en mí para no olvidarlos. Nunca sonreías, más bien parecía que llorabas. El carrito del pan hizo sonar su trompeta.

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